TUMMO: LA FUENTE DE LA FELICIDAD
TUMMO: LA FUENTE DE LA FELICIDAD

TUMMO: LA FUENTE DE LA FELICIDAD

Tummo, es una práctica de meditación budista tibetano que permite al practicante entrar en un profundo estado de meditación, conectándonos con la fuente de la verdadera felicidad.

El Tummo es nuestro fuego de sabiduría. De forma natural tenemos esta calidez en nuestro interior en la zona por debajo del chakra del ombligo, pero normalmente no somos conscientes de ella y no la utilizamos. Cuando generamos una concentración adecuada y empezamos a trabajar con nuestro fuego interno, podemos transformarnos completamente.

Empleando la visualización, técnicas de respiración y movimiento, conectamos con nuestro fuego interno y lo generamos cada vez más grande. Trabajamos con nuestra respiración, elevándola de nivel, y esto cambia nuestra sangre. Esta sangre caliente a su vez afecta a nuestras hormonas. No hablamos mucho en un nivel académico, pero podemos experimentar los profundos cambios que resultan cuando cultivamos el fuego del Tummo y lo repartimos por todo el cuerpo. Esto no sólo es visualización, sino algo real.

En un nivel físico, el fuego interno es responsable de la temperatura de nuestro cuerpo -el calor de la digestión y el metabolismo, el calor que potencia las reacciones químicas y fabrica las hormonas. En un nivel energético, el fuego del Tummo resplandece por los canales, derritiendo los bloqueos más sutiles y haciendo aumentar repentinamente la energía por todo el cuerpo. En el nivel de la mente, el Tummo es la fuente del amor, la alegría, la felicidad y el gozo.

Al crecer la flama, partiendo desde debajo del ombligo y elevándose cada vez más alto, glan detra suavemente en cada uno de los chakras principales, extendiéndose por todas las ramas y cada poro de nuestro cuerpo.

Los chakras son las puertas secretas de nuestro ser. Abrirlos y conectarlos con nuestro fuego del Tummo nos proporciona grandes realizaciones. De esta forma, accedemos a nuestra sabiduría interior. Desde esta gran presencia podemos realizar la verdadera naturaleza de nuestra mente, la sabiduría fundamental y el amor y la compasión incondicionales.

La meditación de calor interior (tum-mo)

Siéntate cómodamente en tu lugar de meditación y genera una fuerte motivación positiva para hacer esta práctica de calor interno. Mantén tu mente relajada, concentrada y libre de cualquier expectativa.

Comienza por visualizar el canal central (shushuma) como un tubo hueco transparente, del grosor de un dedo de diámetro. Va directamente hacia abajo a través del centro del cuerpo, justo en frente de la columna vertebral, desde la coronilla de la cabeza hasta la base de la columna vertebral.

A continuación, visualiza los canales derecho e izquierdo (nadis), ligeramente más delgados que el central. Parten de las fosas nasales derecha e izquierda, respectivamente, viajan hacia arriba a la parte superior de la cabeza \ y luego van hacia abajo a ambos lados del canal central. Se curvan hacia dentro y se unen al canal central en un punto aproximadamente cuatro dedos por debajo del nivel del ombligo.

Tómate todo el tiempo que desees para la construcción de esta visualización. Una vez que sea estable, imagina una brasa al rojo vivo del tamaño de una pequeña semilla en el interior del canal central a nivel del ombligo. Para reforzar esta visualización, imagina metiendo la mano en el fuego, sacando una pequeña brasa y colocándola en el canal central. Una vez que está allí, siente su calor intenso.

Ahora, con el fin de aumentar el calor, suavemente contraes los músculos del suelo pélvico, concentrándote en el interior en lugar de los músculos externos, y de esta manera llevas la energía del aire hacia arriba desde el chakra más bajo (rueda de energía o central) a la brasa.

A continuación, toma una respiración completa suavemente a través de las fosas nasales. El aire se desplaza desde las fosas nasales a través de los canales derecho e izquierdo a donde entran en el canal central justo por debajo del nivel del ombligo. El aire se une con el calor allí y con la energía generada desde abajo.

Deja de inhalar, traga y empuja suavemente hacia abajo con el diafragma para comprimir firmemente la energía traída desde arriba de inmediato: ahora la energía del aire está completamente bloqueada, comprimido desde arriba y abajo.

Ahora, contén la respiración, siempre que sea cómodo el hacerlo. Concéntrate por completo en la brasa en la zona del ombligo, cuyo calor es cada vez mayor y la difusión como resultado de la energía de aire comprimido.

Cuando estés listo, relaja los músculos tensos y exhala ligeramente suave y completamente. Aunque el aire sale a través de las fosas nasales, visualiza que se eleva a través del canal central y se disuelve allí. El calor que emana de la brasa en el ombligo aumenta continuamente y se extiende y empieza a quemar las obstrucciones en cada chakra y también comienza a calentar la concentración de energía plateada encontrada en el chakra de la coronilla.

Sin embargo, el punto focal de tu concentración es siempre el calor de la brasa en el área del ombligo. Una vez que tu primera exhalación es completa, de nuevo aprieta los músculos inferiores, inhala una segunda vez, traga y empuja hacia abajo con el diafragma, por tanto, de nuevo la compresión del aire en el calor, luego exhala, liberando el aire hasta el canal central una vez más.

Repite todo el ciclo rítmicamente siete veces en total, la intensidad del calor crece con cada respiración.

En la séptima exhalación, imagina que explota la brasa ardiendo ahora en flamas. Se dispara hacia el canal central, que lo consume por completo y purifica de energía en cada chakra. En la coronilla, las flamas finalmente se derriten y liberan la energía plateada, la cual se derrama al canal central purificada dando bienestar a cada chakra a su paso.

Por último, cuando se reúna la brasa ardiente en el chakra del ombligo, hay una explosión de felicidad. Este grato calor fluye a cada átomo y célula del cuerpo, por completo, haciendo que tu mente sea muy feliz.

Concéntrate en este bienestar sin tensión o expectativas, sin aferrarte a ella o analizarlo. Simplemente relájate y goza de ella.

Te darás cuenta de que, no importa lo fuerte que es el bienestar, la mente y el cuerpo están en calma y controlados, a diferencia de nuestras experiencias habituales de bienestar físico cuando la mente está exreunióndo y no controlada.
Namasté.