Nidra el sueño reparador

Pasamos una tercera parte de nuestra vida durmiendo. Sabemos que, si nuestro sueño es de mala calidad, es decir si dormimos poco o mal…, esto alterará nuestro equilibrio biológico y psicológico, afectando de una manera negativa a nuestro bienestar, provocando problemas importantes. Incluso se ha demostrado que el no dormir, llevado al límite en animales, ha provocado su mas allá.

Por tanto, podemos afirmar que el sueño está claramente ligado a nuestra bienestar. Aunque, a veces, son nuestros propios problemas de bienestar o nuestro desequilibrio físico o emocional los que pueden provocar las alteraciones de sueño.

Cualquiera de nosotros tiene que ver con claridad la importancia del sueño en nuestras vidas. Si nos paramos a pensar en nuestra propia experiencia, podremos darnos cuenta de que una noche de buen dormir se traduce en un despertar con energía y por el contrario, la reducción del tiempo de sueño influye muy desfavorablemente las actividades diurnas.

Otra evidencia de la importancia del sueño es que resulta inevitable y, por tanto, va a sobrepasar otras requerimientos. ¿Te ha vencido alguna vez el sueño?, ¿has estado tan cansado, tan cansado que a pesar de tener mucha hambre o sed, o necesidad de estudiar… el sueño se ha apoderado de ti?.

Incluso en situaciones extremas podemos mantener el estado de vigilia durante un tiempo, pero al final todos acabamos sucumbiendo al sueño.

Pocas cosas son tan desesperantes como pasar la noche en vela. Una y otra vez, buscamos la ubicación adecuada para conciliar el sueño. Las horas pasan y sólo logramos cerrar los ojos unos minutos y por la mañana, nos encontramos irritados y no rendimos igual en nuestras actividades diarias, lo que nos provoca mayor ansiedad; y todo debido a la mala calidad del sueño que tenemos.

Mientras dormimos alcanzamos una reparación física y psíquica completa. Aunque sus misterios aún no se han desvelado, realmente el sueño aporta un descanso que va mucho más allá de la sola recuperación física.

Mi consejo

Procura acostarte y levantarte cada día a la misma hora.

Duerme cada día entre siete y ocho horas (aumenta solo en una hora los dias festivos).

No leas, ni realices ninguna tarea que requiera nivel de atención, antes de acostarte.

Toma un baño relajante.

Hazte un ligero masaje en los pies, con unas gotas de aceite de sésamo.