DAR POR CONVICCIÓN, NO POR EL QUÉ DIRÁN
DAR POR CONVICCIÓN, NO POR EL QUÉ DIRÁN

DAR POR CONVICCIÓN, NO POR EL QUÉ DIRÁN

Esta es una enseñanza clave del budismo, siempre que des hazlo por convicción, no por el qué dirán los demás. Sino el acto no tendrá ningún significado para la liberación del karma.

Dar (dana) es uno de los pasos preliminares esenciales de la práctica budista. Cuando se practica por sí mismo, es una base de karma meritorio o sano. Cuando se acompaña con la moralidad, la concentración e introspección, lleva finalmente a la liberación del samsara, el ciclo de las existencias repetidas. Aún aquellos que están bien establecidos en el camino de la emancipación continúan practicando el dar puesto que conduce a la riqueza (abundancia, bienestar), la belleza y el bienestar en las vidas restantes. Los Bodhisattas completan la perfección de dar (danaparami) al grado último donando alegremente sus miembros y sus propias vidas para ayudar a otros seres.

Como todas las buenas obras, un acto de dar nos traerá alegría en el futuro, de acuerdo con la ley del karma de causa y efecto enseñada por Buda. Dar trae beneficios en la vida presente y en las vidas por venir estemos o no enterados de este hecho, pero cuando la volición está acompañada por el entendimiento, nosotros podemos incrementar grandemente los méritos ganados por nuestros obsequios.

El monto del mérito ganado varía de acuerdo a tres factores: la cualidad del motivo del donador, la pureza espiritual del que lo recibe, y la clase y tamaño del regalo.

Ya que tenemos que experimentar los resultados de nuestras acciones y las obras buenas producen buenos resultados y las obras malas producen malos resultados, es sensato tratar de crear tanto buen karma como sea posible. En la práctica de dar, esto debe significar mantener nuestra mente pura en el acto de dar, seleccionando los destinatarios más dignos posibles, y escogiendo los regalos más apropiados y generosos que uno pueda ofrecer.

El factor de la volición

La volición de un donador antes, durante y después del acto de generosidad es el más importante de los tres factores involucrados en la práctica de dar: «Si no tenemos control sobre nuestras mentes no elegiremos el regalo adecuado, el mejor receptor…, seremos incapaces de prepararlos apropiadamente. Y podemos ser lo bastante imprudentes como para arrepentirnos de haberlos hecho después”.

La enseñanza budista dedica especial atención a la base psicológica de dar, distinguiendo entre los diferentes estados de la mente con los que uno puede dar. Se hace una distinción fundamental entre los actos que carecen de sabiduría y aquellos que van acompañados de sabiduría, siendo estos últimos superiores a los anteriores. Un ejemplo de un tipo muy elemental de dar sería el caso de una muchacha joven que coloca una flor en el altar de la casa simplemente porque su madre le dice que lo haga, sin tener ninguna idea del significado este acto.

La generosidad asociada con la sabiduría antes, durante y después del acto es el más alto tipo de dar. Tres ejemplos de sabio dar son: dar con el claro entendimiento de que de acuerdo con la ley del karma de causa y efecto, el acto generoso traerá resultados benéficos en el futuro; dar estando consciente de que el regalo, el que lo recibe y el que lo da son todos impermanentes; y dar con el objetivo de reforzar esfuerzo por iluminarnos (convertirnos en iluminados).

Dado que el dar un obsequio toma una cierta cantidad de tiempo, un acto único de dar puede ir acompañado por cada uno de estos tres tipos de entendimiento en una etapa diferente del proceso.

El motivo mas excelso para dar es la intención de que fortalece nuestro esfuerzo para alcanzar el Nibbana. La liberación se logra eliminando todas las impurezas mentales (kilesa), que están enraizadas en la ilusión de un «yo» que controla y perdura. Una vez que esta ilusión es erradicada, los pensamientos egoístas no pueden surgir de nuevo.

Si aspiramos a la paz última y pureza practicando la generosidad, estaremos desarrollando la perfección de la generosidad (dana parami), la perfección de dar, construyendo un edificio de méritos que dará su fruto completo con nuestro logro de la iluminación. Al ir progresando hacia la meta, la volición involucrada en los actos de dar nos ayudará contribuyendo a hacer la mente maleable, un recurso esencial en el desarrollo de la concentración y la sabiduría, los principales requisitos de liberación.

El Buddha enseña que en la práctica de dar, como en toda conducta corporal y verbal, es la volición que acompaña el acto la que determina su cualidad moral. Si uno le ofrece algo a un monje, sin adoptar una manera respetuosa esto no sería apropiado. Arrojar una moneda a un mendigo para deshacerse de él también se consideraría una impureza de dar. Uno debe pensar cuidadosamente sobre la pertinencia y el momento en que se da un regalo para que éste traiga los mejores resultados. Un regalo dado por un intermediario–por ejemplo, haciendo que un sirviente le de comida a un monje en lugar de darla por su propia mano –también disminuye del valor del regalo. Cuando uno da sin darse cuenta de que uno debe experimentar los resultados de las propias obras, el acto de dar de nuevo disminuye en potencia.

Si uno solo planea en dar una donación pero no cumple con su propio plan, el mérito ganado será muy pequeño. Así siempre debemos responder a nuestras intenciones generosas de manera expedita, a menos que algo intervenga impidiendo que lo hagamos. Si, después de haber dado un regalo, nosotros a continuación lamentamos nuestra acción, se perderá mucho del mérito del hecho.

Una persona moral da amable y respetuosamente. Ya sea que el regalo sea planeado o espontaneo, él o ella se asegurarán de que el momento y el contenido del regalo sean apropiados para quien lo recibe. Muchas esposas en los países buddhistas invitan de manera regular a algunos monjes a sus casas para que reciban comida temprano en el día. Antes de alimentar a su familia, estas mujeres siempre ofrecen la comida a los monjes (bhikkhus) de su propia mano.

Uno puede contribuir a una cierta causa por miedo a que los amigos desaprueben si uno no da. Dar en respuesta a tales presiones sociales tendrá débiles, aunque aún benéficos resultados. Las acciones caritativas realizadas para ganar una buena reputación son también vanidosas y por lo tanto no son una clase muy valiosa de dar. Ni puede ser loable cuando uno da únicamente para regresar un favor o en espera de un recompensa. Lo primero es como pagar una deuda, lo último análogo a ofrecer un soborno.

Texto extraído del libro “La Práctica de Dar”de Susan Elbaum Jootla

Namasté.